Si tienes la misión de liderar un equipo sabrás que cada colaborador, situación y objetivo puede requerir un enfoque distinto. Aquí es donde entra en juego el liderazgo situacional, un concepto que te permite adaptar tu estilo para guiar de la mejor manera posible según las circunstancias. Pero, ¿Qué significa realmente el liderazgo situacional y cuándo deberías aplicarlo?
¿Qué es el Liderazgo Situacional?
El liderazgo situacional es un enfoque flexible que ajusta el estilo de liderazgo en función del nivel de desarrollo y competencia del equipo o los individuos en una tarea específica. Este modelo sugiere que no hay un único estilo de liderazgo ideal, sino que los líderes deben adaptarse a la situación y a las necesidades de sus colaboradores.
El concepto fue acuñado por Paul Hersey y Kenneth Blanchard en la década de 1960. Juntos, desarrollaron el Modelo de Liderazgo Situacional, que divide el liderazgo en cuatro estilos principales basados en la combinación de dos factores: la dirección y el apoyo que un líder proporciona.
¿En qué Situaciones se Recomienda el Liderazgo Situacional?
El liderazgo situacional es especialmente útil en equipos que tienen miembros con diferentes niveles de habilidades o en proyectos que atraviesan fases diversas. Aquí te comparto algunos ejemplos de situaciones donde este enfoque es particularmente efectivo:
- Nuevos empleados o equipo inexperto: Cuando alguien está aprendiendo una tarea o recién incorporado a un equipo, necesita una mayor dirección y orientación. Un estilo más directivo, donde se expliquen claramente los pasos a seguir, es más eficaz.
- Proyectos en fase inicial: Al comienzo de un proyecto, las personas pueden necesitar más estructura y guía para entender qué se espera de ellas y cómo avanzar.
- Colaboradores experimentados o autónomos: Si trabajas con un equipo altamente competente o en etapas avanzadas de un proyecto, puedes adoptar un enfoque de liderazgo más delegativo, confiando en la autonomía de tus colaboradores.
- Fases de crisis o cambio: Durante tiempos de incertidumbre o cambio, tu equipo puede requerir un enfoque más orientado al apoyo emocional y motivacional, ayudándolos a mantener la confianza y el enfoque en los objetivos.
Los 4 Estilos del Liderazgo Situacional
El modelo propone cuatro estilos clave que debes tener en cuenta según la situación y la persona:
- Dirigir (S1): Usado cuando los colaboradores tienen poca competencia y confianza en una tarea. Aquí el líder proporciona instrucciones detalladas y monitorea de cerca el trabajo. Es ideal para aquellos que aún no han adquirido habilidades necesarias.
- Entrenar (S2): En esta etapa, el colaborador tiene algo de competencia, pero todavía requiere apoyo y motivación. El líder no solo dirige, sino que también motiva e involucra al colaborador en las decisiones.
- Apoyar (S3): Cuando el equipo tiene las habilidades necesarias pero carece de confianza o compromiso, el líder adopta un rol más de apoyo, fomentando la autonomía pero estando presente para dar aliento.
- Delegar (S4): Este estilo es adecuado para equipos o individuos que son altamente competentes y están comprometidos con la tarea. Aquí, el líder otorga total autonomía, permitiendo que el equipo tome decisiones por su cuenta.
Cómo Aplicar el Liderazgo Situacional en tu Día a Día
Si quieres poner en práctica el liderazgo situacional, aquí tienes algunas recomendaciones:
- Evalúa a tu equipo: Analiza el nivel de desarrollo, habilidades y motivación de cada miembro de tu equipo. Pregúntate: ¿tienen la experiencia necesaria? ¿Están comprometidos con sus responsabilidades?
- Adapta tu estilo: No te aferres a un único estilo de liderazgo. Si un colaborador necesita dirección, ofrécele orientación. Si necesita apoyo emocional, sé esa persona que lo empodera.
- Sé flexible y observa: No todos los proyectos ni todos los colaboradores necesitan el mismo enfoque. Mantente atento a cómo tu equipo responde a tu liderazgo. Si notas que alguien se vuelve más autónomo con el tiempo, delega más. Si alguien parece confundido o desmotivado, ajusta tu estilo hacia uno más participativo o de apoyo.
- Comunicación constante: La clave del liderazgo situacional es una comunicación abierta. Pregunta a tus colaboradores cómo se sienten, qué obstáculos enfrentan y qué apoyo necesitan de ti. Esta retroalimentación te ayudará a ajustar tu enfoque en tiempo real.
El liderazgo situacional te ofrece una gran ventaja: la capacidad de ser dinámico, responder a las necesidades cambiantes de tu equipo y maximizar su potencial en diferentes contextos. No se trata de ser un líder rígido con un único enfoque, sino de saber cuándo dirigir, entrenar, apoyar o delegar.
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