“Hay tres cosas importantes en la vida: La primera, ser amable; la segunda, serlo siempre; y la tercera, nunca dejar de serlo.”
Henry James.
Aunque en ocasiones parece que la gente confunde el ser amable con el ser sumiso o demasiado complaciente, la amabilidad es en realidad una actitud que nos hace la vida más fácil y agradable a todos. ¿Quién no prefiere que el camarero del bar a donde va a desayunar lo acoja con una sonrisa y lo atienda con amabilidad a que lo haga con desgana o incluso de malos modos? ¿O que nos coja un taxista simpático? ¿O que nos atienda un dependiente con ganas de ayudar, sin avasallar, en vez de ignorarnos? Ser amable, y no sólo con los extraños, también con los que no son cercanos, cuesta muy poco y lo hace todo más fácil. Además, la amabilidad tiene la mágica particularidad de ser contagiosa, quien la recibe está más dispuesto a ser amable a su vez. Por eso, puede ser una excelente herramienta no sólo en el ámbito personal sino también en el profesional. Nosotros te damos algunas razones por las que vale la pena dejar las malas caras y optar por la amabilidad:
– Porque aunque muchos parecen seguir creyendo que la mejor opción es el ‘ordeno y mando’ es mucho más fácil lograr grandes objetivos cuando un equipo se siente valorado y bien tratado y para ello la amabilidad, que tiene mucho que ver con el respeto al otro, es fundamental.
– Porque se consigue mucho más con una sonrisa que siendo malcarado. Todo el mundo –o casi todo el mundo, también existen excepciones- está más dispuesto a ayudar cuando se lo piden con amabilidad.
– El mundo ya es un lugar lo suficientemente agresivo y difícil muchas veces como para dedicarnos a hacerlo aun menos acogedor. Está en nuestro mano que sea un poco mejor.
– Ser amable no significa dejar de defender nuestros intereses o nuestras opiniones. De hecho, sabernos con derecho a ello hará que lo hagamos con tranquilidad, sin necesidad de atacar pero sin ceder para complacer al otro.
– Por aquello de ‘trata a los demás como te gustaría que trataran a ti mismo’. Si a ti te molestan los malos modos, ¿por qué deberías actuar igual? Aunque a veces parece que el mal carácter nos gane respeto, en realidad lo único que obtiene es miedo.
– Porque siendo amable no sólo haces bien a los demás sino también a ti mismo. Cuando sonríes tu estado de ánimo mejora y diferentes estudios han demostrado que los actos de gentileza –no de servilismo ni de hipocresía- hacia los demás nos hacen sentir mejor con nosotros mismos.
* Imagen de la película Amélie (Le fabuleux destin d’Amélie Poulain)