Me contaba una amiga periodista que hace poco contestó a un anuncio en el que buscaban a un redactor que fuera también capaz de tomar fotografías aceptables. Para probar su valía, además de ejemplos de textos, pedían que, a falta de un portfolio de imágenes, pudiera mostrar con su cuenta en Instagram su solvencia como fotógrafa.
La anécdota demuestra, por un lado, hasta qué punto Instagram se ha convertido en la nueva red social de moda –el 27 de febrero de 2013 contaba ya con 100 millones de usuarios- y, por otro, como puede convertirse en una forma de demostrar nuestro talento.
Para todos aquellos que tienen una profesión creativa –de fotógrafos a arquitectos, diseñadores gráficos o ilustradores- Instagram es una excelente carta de presentación en la que dejar constancia de su sensibilidad artística a través de sus imágenes. Porque Instagram es una red social que no sólo nos permite narrar nuestro cotidiano, como Facebook, o mostrar nuestros intereses, como Pinterest, sino que, además, es una ventana para nuestra creatividad.
Por ello, más allá de los ‘selfies’ o las incontables fotos de comida que parecen ser los principales temas de muchas de las cuentas, podemos usar Instagram como una forma de plasmar nuestra sensibilidad artística a través de las imágenes que tomamos o las cosas que nos inspiran. Para ayudarnos en la tarea, los múltiples filtros de los que dispone la aplicación nos ayudan a sacar partido hasta de la foto más simple.
Los responsables de recursos humanos hace tiempo que toman en cuenta la presencia en las redes sociales de los candidatos, por ello Instagram puede ser la plataforma perfecta para dejar constancia de nuestra creatividad.