Jackson vive en Kenia, Samuel en la India, Zahira es de Marruecos y Carlitos de Argentina, pero, a pesar de vivir en puntos tan alejados del globo, los cuatro tienen algo en común: cada día afrontan un largo camino, lleno de dificultades, para ir a la escuela. Las suyas son cuatro historias reales que nos muestran el valor de unos niños que no dudan en esforzarse para lograr la auténtica azaña que es para ellos llegar a la escuela y a hacerlo con una sonrisa y ánimo para cantar o jugar en el camino, contentos porque van al colegio y para ellos eso es lo más importante.
Ese es el argumento del documental Camino a la escuela, del realizador francés Pascal Plisson, ganador de un Cesar y aplaudido por casi dos millones de espectadores en todo el mundo. Una cinta que nos permite conocer a Samuel, que tiene una discapacidad física que le obliga a ir en una rudimentaria silla de ruedas que sus dos hermanos pequeños empujan a diario para recorrer los 4 kilómetros que los separan de la escuela, atravesando ríos y dunas de arena. O a Carlos, que recorre a caballo junto con su hermanita los 18 kilómetros que lo separan del colegio todos los días. O a Jackson, quien no duda en enfrentarse a los peligros de la Sabana junto con su hermana para poder ir a clase, o Zahira, que además de atravesar 22 kilómetros a través del Atlas para llegar al internado en el que estudia, tiene que enfrentarse a la intransigencia de aquellos que no quieren que las niñas tengan una educación.
Pero a pesar de explicar historias duras y reales Camino a la escuela no tiene nada de un drama. Es, al revés, un documental vitalista y optimista que nos habla de la fuerza del espíritu de superación, de la importancia de la educación y del valor de la determinación. Sus pequeños protagonistas son el mejor ejemplo de que merece la pena esforzarnos por lo que queremos, de que vale la pena perseguir nuestros sueños y de que no hay nada mejor que la valentía y la constancia para superar las dificultades. En su caso, su objetivo es recibir una educación que aprecian mucho más que cualquier niño del primer mundo porque saben que es su puerta para cambiar las cosas, para tener un futuro mejor, para ayudar a los suyos.
Divertido, emocionante, inspirador… Camino a la escuela es uno de esos documentales que nos hacen reflexionar y nos empujan a sacar lo mejor de nosotros mismos, tal y como hacen a diario Jackson, Samuel, Zahira y Carlos.