Hace menos de un año, soñábamos con acelerar la transformación organizacional y digital de Une Consultores, pero al igual que a la mayor parte de las organizaciones el día a día, los proyectos, nos llevaban a posponer decisiones tan claves y estratégicas. No deja de ser paradójico si recordamos que somos una consultora orientada a procesos de cambio y transformación: Flowing with Change. Y llegó marzo del 2020 con su parada en seco, que además de dejarnos fuera de juego a nivel emocional, nos ha llevado a acelerar el necesario proceso de reflexión y posterior diseño de una hoja de ruta de nuestra propia transformación alineada con nuestro propósito: acompañar a las organizaciones, mejor dicho, al talento de las organizaciones, en procesos de cambio. Somos una consultora de cambio, de personas y ahora nos tocaba cambiar a nosotros: ha sido un proceso de auto-transformación con todas sus dificultades y también muchas alegrías.
Si pensamos en una transformación digital para una consultora de personas donde lo presencial, la piel, es tan importante, el reto es inevitable. Un reto dentro de otro reto si le sumamos la situación mundial sobrevenida que nos ha situado a todos en un contexto de máxima incertidumbre y obligado a implementar cambios sin metodología, sin proceso o anestesia. Al mismo tiempo este 2020 nos ha puesto el listón muy alto para acompañar a nuestros clientes en un entorno de máxima exigencia en cuanto al cuidado de las personas. Con todo esto sobre la mesa para nuestro equipo el 2020 está siendo el año de la auto-transformación, y lo cierto es que estamos muy orgullosos con el resultado.
En nuestra evolución a lo digital la premisa era mantener nuestra esencia, la capacidad de tejer redes emocionales de talento interno para fomentar el cambio y transformación a través de nuestra esencia como seres humanos, todo ello ahora en el medio digital. Hoy, casi seis meses después, podemos afirmar que lo hemos conseguido. Hemos investigado, explorado, probado y adaptado las herramientas y metodologías que más se acercaban a nuestro corazón y nuestro negocio, y después de implementarlas con algunos de nuestros clientes como Seur o Mango, lo confirmamos, el medio digital nos permite un trabajo humano, emocional y sistémico, y al mismo tiempo flexible y adaptado a las necesidades actuales de autoaprendizaje, pertenencia al equipo y adaptación al entorno cambiante.
Además, la digitalización en el área de gestión de talento humano en un entorno de incertidumbre ha puesto sobre la mesa la necesidad de gestionar y desarrollar accesibilidad, seguridad laboral, nuevas habilidades y capacidades de aprendizaje, un aprendizaje más rápido, más intenso y más corto en tiempo, y creando un producto autoconsumible. En definitiva, crear nuevas estrategias de autoaprendizaje. Así sobre el papel no parece tan complejo, el medio digital parece un aliado para el autoaprendizaje, pero lo cierto, es que si hablamos de personas y equipos, no podemos pensar en un ser individual y ese enfoque plural nos ha desafiado.
Digitalizando la emoción: retos y aprendizajes
– Autoaprendizaje grupal en remoto: lograr que la formación en formato “autoaprendizaje” se enriqueciera con experiencias grupales. Sumar la potencia del grupo y no dejar que el participante se aislara con un objetivo claro: lograr su engagement, y en definitiva la efectividad del proceso de crecimiento.
– Accesibilidad e interactividad de equipo: teníamos claro que debíamos lograr desarrollar sesiones virtuales accesibles desde cualquier lugar, a cualquier hora y en formatos cortos, pero que al mismo tiempo aseguraran que el participante se sintiera inmerso en el proceso de aprendizaje. Aquí la interacción es clave con muros de palabras, brainstorming, etc. Herramientas que nos permiten la conexión humana y emocional pero también la involucración. En definitiva, lograr una metodología digital interactiva en vivo que permitiera a los participantes estar presentes y sentirse parte del grupo aportando valor.
– Facilitador digital: el rol del consultor en nuestras sesiones es clave. Movemos personas, emociones, y sentíamos que las sesiones virtuales podrían llegar a restar potencia al consultor. La facilitación digital implica un soporte de regiduría digital para que el consultor se olvide de los aspectos técnicos: lo importante siguen siendo las personas y el grupo. Y ahí hemos puesto el foco junto con los aspectos técnicos que hagan que la experiencia sea lo más parecida a la presencial, por ejemplo, con un aula virtual donde el facilitador se puede mover como si estuviera en una sala también son clave para hacer liquida la diferencia entre presencial físico y virtual.
Hemos creado un aula virtual, una videoteca, hemos puesto patas arriba nuestras oficinas creando un estudio de grabación y producción audiovisual, nos hemos formado en herramientas para la facilitación digital y la generación de contenidos mediante formatos interactivos y, lo más importante, hemos constatado la efectividad de todas estas herramientas y metodologías en proyectos de liderazgo para nuestros clientes como Coca-cola, y han sido un éxito.
Nos fuimos de vacaciones, como casi todos, agotados, pero hoy arrancando el nuevo curso y repasando este 2020, más largo que cualquier otro año, estamos felices y satisfechos de todo el trabajo que hemos hecho en estos meses. Aún nos queda un buen tramo para finalizar el año, pero nuestra propia transformación nos ha aportado el conocimiento y la energía para plantearnos un nuevo reto: que pongáis a prueba las ventajas de nuestra transformación al servicio de vuestros equipos.
Si os preocupa el momento que vivimos, vuestros equipos y cómo hacer frente a este largo e intenso año, hablemos.
Queremos acompañaros en el cambio, desde nuestro propio cambio!!!
