“Cuando dices sí a otras personas, asegúrate de que no te estás diciendo no a ti mismo.”
Paolo Coelho
Desde hace unos años la palabra asertividad ha pasado a convertirse en uno de los términos clave para hablar de cómo lograr una comunicación efectiva. Pero, ¿qué significa exactamente ser asertivo?
La asertividad es la capacidad de expresar nuestras opiniones, nuestros deseos y nuestras necesidades y de hacerlo de forma clara y segura sin por ello atacar o no escuchar a los demás. Se trata, sobre todo, de darnos cuenta de que nuestra opinión es tan valiosa como la de los demás, como también lo son nuestro tiempo y nuestras necesidades. Y al mismo tiempo, de cultivar la empatía necesaria para saber expresarnos sin atacar ni herir al otro, buscando siempre resolver los conflictos de forma constructiva.
Pero expresarnos de forma asertiva no siempre es sencillo. Especialmente cuando se trata de intentar resolver una situación conflictiva o corregir un comportamiento de forma positiva. Por eso, te ofrecemos una serie de pasos que seguro te serán de mucha ayuda para superar con éxito esos momentos:
1º Intención positiva: Decirle a la persona cual es la intención positiva de nuestra conversación o del contenido de lo que queremos decir. Sólo si hay un propósito positivo, la otra persona se mostrará abierta a un posible cambio.
2º Hechos observados, es importante decirle cuales son los actos (ciñéndonos a los hechos objetivos, sin ninguna carga emocional) que ha realizado o realiza de forma continuada esa persona en relación al comportamiento que queremos corregir.
3º Impacto en mi; esta parte se refiere a la verbalización de cómo esos hechos, es decir, su comportamiento, me hacen sentir, me impactan.
4ª ¿Tú qué opinas?, este es el momento en el que damos espacio al otro para que se comunique, dé su opinión, se manifieste…
5º Compromiso de acción, es la búsqueda de un acuerdo buscando una solución que resulte constructiva y satisfactoria para ambas partes. Una vez expuestos el objetivo positivo, los hechos conflictivos y nuestros sentimientos y los del otro al respecto, nos planteamos de forma conjunta qué hacer a partir de ahora para resolver dicha situación.
Como siempre, la teoría es más fácil que la práctica y puede que la primera, la segunda o la tercera vez no se nos dé bien, pero seguro que con la práctica lograremos integrar de forma natural este método para comunicarnos de forma asertiva, no violenta, en las situaciones de conflicto obteniendo resultados mucho más eficaces en nuestras relaciones interpersonales.